giovedì 14 marzo 2013
Francisco y la Iglesia de los pobres
Con la elección del cardenal Berdoglio como Papa, América Latina, el continente con cerca de 500 millones de católicos, adquiere el protagonismo que le corresponde en la Iglesia y logra grande visibilidad.
Por primera vez en la historia del cristianismo el Tercer Mundo adquiere la justificada visibilidad, se coloca en el centro de la escena eclesial y se hace presente en el Vaticano, que en épocas anteriores apenas le prestó atención y en algunas ocasiones se mostró beligerante con él.
En América Latina se hizo realidad de manera ejemplar la Iglesia de los pobres, siguiendo la orientación de Juan XXIII: “La Iglesia de Cristo es la Iglesia de todos, pero en los países subdesarrollados es la Iglesia de los pobres”. El nuevo Papa es buen conocedor de dicha Iglesia y, a través de sus responsabilidades pastorales, ha participado en su desarrollo.
Esto permite albergar la esperanza de que desde el Vaticano aliente el compromiso por la liberación de las personas, de los grupos humanos, de los pueblos latinoamericanos y de los países del Tercer Mundo sometidos a la explotación del Primer Mundo.
El nombre elegido, Francisco, el primero que utiliza un Papa, muestra su intención de seguir el espíritu de Francisco de Asís renunciando a todo tipo de ostentación y caminando por la senda de la pobreza y, así, hacer más creíble el mensaje de las Bienaventuranzas, que constituye la mejor herencia de Jesús de Nazaret y es la carta magna del cristianismo, con frecuencia olvidada y apenas puesta en práctica.
Desde un artículo del País (13 marzo 2013)
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